Desarrollo comarcal

Recuerdo con nostalgia y con mucho cariño aquella reunión con Armin Isasti y con Felix Ormaetxea en 1984. Yo era entonces Director General de una SPRI que empezaba a funcionar, y estábamos inmersos en una profunda crisis industrial, con una gran inflación y altas cifras de paro. En ese difícil escenario, entre otras muchas líneas de trabajo, buscábamos crear un entorno adecuado para la creación de empresas; Habíamos estado viendo cómo funcionaban en otros países las incubadoras de empresas, pero una cosa era conocerlas y otra ponerlas en marcha, y en ese proceso de construcción de infraestructuras me encontré la propuesta de Saiolan, que supuso una auténtica bocanada de aire fresco. Leer más

Tuvieron mi confianza desde el primer momento por su convicción; era una apuesta de riesgo por un programa nuevo pero totalmente necesario para el país que queríamos construir. Me convenció también su propuesta metodológica, uniendo la formación con el trabajo, la tutoría y el prototipo, lo que otorgaba al emprendedor aptitudes y valores para emprender a pesar del riesgo. Me pareció una idea extraordinaria. Había mimbres por los cuales había que apostar, sobre todo en la situación en la que estábamos.

Saiolan es un proyecto sólido y, analizando los resultados, está demostrado que aquella apuesta fue acertada. Hoy el escenario ha cambiado pero nos encontramos también en una muy difícil situación empresarial y de mercado y, si antes apostamos por Saiolan, hoy todavía hay que hacerlo con más fuerza. Hay que abrirse a las nuevas exigencias de un mundo cada vez más globalizado, que requiere una apuesta por las personas y el capital social como valores fundamentales, en la línea de lo que hoy está haciendo Saiolan. Estoy convencido de que hay que seguir por este camino y de que en la generación de nuevas ideas y nuevos proyectos va estar el futuro y por ello, pienso que estos centros de innovación deben de contar con un apoyo sólido y estable, tanto interinstitucional como de las propias empresas.